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sábado, junio 5

El matrimonio secreto

Estabamos comiendo en el “Vivaldi”, Meylin y yo, ambos entablamos una conversación superficial que buscábamos, queríamos evadir aquellos temas tan íntimos que nos aquejaban en el pasado.
Mientras ella hablaba, yo no era capaz de tomarle importancia a lo que decía, por mi cabeza sólo podían pasar miles de imágenes llenas de sus recuerdos.

Finalmente, no estoy seguro de cómo surgió el tmea, si lo planteó ella o yo, no lo sé, pero ahí estabamos, hablando de ese tema que por tantos años evité. Después de tanto tiempo tuve el valor de decirle que, inevitablemente, no había podido olvidarla: No la amaba, sólo estaba unido a ella por una necesidad de afecto, por no querer sentirme solo y vacío, que contradictorio, es hasta ahora que puedo ver todo claro, fue simplemente una ilusión.

La solución más lógica que encontré para no herirnos más, sí, por fin usábamos la lógica; decidí no verla más, cortar todos esos lazos que nos unían en esta relación egoísta por años. Meylin aceptó con la cabeza y se alejó del restaurant. Fue la última vez que la vi, que hablé con ella siquiera, porque esas llamadas tan puntuales que sucedían dos veces al año, ya no existían…


Colaboración por: Rubí alburqueque, María López y Tracy Barrantes.

1 comentarios:

2u31 dijo...

bueno para esa!!!! persona... jjajaja que puso que taba monce... jajaja tenian que haver leido todo el cuento peeeee, nos quedo bonito!!! con psicologa de turno!
y tracy y mary sufriendo...

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