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viernes, julio 2

Y Edipo tenía razón...


“Edipo no sabía que dormía con su propia madre y, sin embargo, cuando comprendió de qué se trataba, no se sintió inocente. Fue incapaz de soportar la visión de lo que había causado sin su desconocimiento, se perforó los ojos y se marcho de Tebas ciego”.

Admito ser inconciente en muchos aspectos de mi vida; admito, a la vez, que casi siempre soy yo quien busca esa inconciencia, que lo más “fácil” es esa practicidad que muchas veces me brinda la ignorancia. Es desligamiento de sucesos a los que debería estar atada, es algo que acepto, algo de lo que estoy acostumbrada. Discusiones, insultos, deudas, peleas, romances, y muchos eventos más entre mi familia, amigos, o conocidos, que me podrían atar a otros terceros, pero siempre he preferido mantenerme al margen, desconectarme de saber cosas que no debo (que creo no precisar saber).

Pero el ser “inconciente” no siempre puede ser mi excusa, mi fundamento o mi diminuto escudo; reconozco este término y lo relaciono con mediocridad, una palabra sucia que sólo me indica retroceso. No puedo simplemente llenarme de excusas, no quiero reconocer mi inconciencia como un hecho, entendiendo por “hecho” aquello que no deja lugar a dudas. No puedo convertir mi estado actual en simple y mundana “indiferencia” porque no es algo que no me importe, solamente son sucesos en los que no me incluyen, mas quisiera estar incluida…realmente es algo que quisiera.

La costumbre permitió que mi inconciencia me cerrara muchas puertas, pero son esas puertas cerradas las que no me permiten dejar a mi inconciencia.
Que ridículo, tan absurdo, pero tan real. Que tan poco complicado puede ser querer cambiar algo, pero cambiar el querer por el hacer es lo complicado.

Aún estoy en la etapa de la inmadurez; soy egoísta, altanera, agresiva, resentida, tengo una lista interminable de defectos, y en un trozo de papel puedo contar mis pocas virtudes, sin hacerme menos, sin creerme más, escribí en ambos mi simple honestidad.

No soy alguien en quien se pueda confiar, tampoco soy un libro de respuestas. Sé que no hay punto de comparación entre la situación de Edipo y la mía, pero comprendo que no soy inocente por mi inconciencia de momentos pasados.

Alguna vez me dijeron que es un paso fundamental el poder admitir que me falta por crecer, supongo que por indicar que puedo ser mejor, aunque no sea algo implícito; pero me atrae el trasfondo de esas palabras, la idea de pensar que “ser mejor” puede ser el siguiente paso.

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