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miércoles, mayo 18

Mi pequeño vagabundo

Deambular como un vagabundo sin sueños, en un mundo sin caminos; debo reconocer que la fe en la humanidad la perdí hace algún tiempo, y he ahí el motivo de volverme un errante sin rumbo, sin sueños, sin un anhelo por el mañana...

Tal vez los motivos no sobren, pero mi única razón me basta; sí, tal vez me encuentro lleno escepticismo, asco y repulsión hacia la humanidad, me cuesta incluso reconocer mi ser y llamarme un ser “humano”. Sin embargo, mi decisión no puedo cambiarla, mi simple debilidad ante la soledad terrenal no es una opción; los placeres mundanos que me ofrece esta mundo habitado únicamente por pecado no resultan tentadores ante mis ojos.

Lamento las cadenas que decidieron ponerse alrededor de sus cuellos, al igual que todo aquello que los ata de manos para obrar con justicia, pero su propia voluntad, incorrectamente encaminada, los hizo esclavos a todos y cada uno. No basta el arrepentimientos y los mil perdones que puedan decir, sólo escupen basura y no hay más que putrefacción en sus llamados, convenientemente, “lo siento”.

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